Significa la condición que cabe señalar a otras muchas poblaciones de la Costa Brava: en principio fue el barrio de los pescadores que, para evitar las incursiones de los piratas, una vez terminada la pesca, se refugiaban en su poblado más hacia el interior. En este caso, a Llansá Vila, que hoy se ha convertido en estancia de una numerosísima colonia de extranjeros durante el verano.
Igual ha ocurrido con Port de Llansá, lugar predilecto de los franceses por la proximidad con la frontera. Asimismo, desde largo tiempo, cuenta con la presencia de otros extranjeros y veraneantes del país. Entre Port de la Selva y Port de Llansá el litoral es recortado, sin ofrecer inflexiones tan. pronunciadas y agudas como en el resto de la Costa Brava.
Sin embargo, pequeños o más amplios incidentes, recuerdan las características anteriores. Sus nombres, evocadores del lugar, son célebres con sus sonoridades familiares: S’Arenelles, Cap del Volt. Es Garrot, Cau del Llop, Illots Falcó, Les Tonyines… Particularidad de la amplia y maravillosa bahia de Llansá, es el islote de El Castellar, hoy unido a la costa por un muelie deportivo.