En el punto más al norte de la Costa Brava, entre las colinas de El Port de la Selva en Girona, se encuentra una de las joyas más escondidas del Mediterráneo: Platja de la Vall. Esta playa de arenas doradas y aguas cristalinas es el lugar perfecto para escapar del mundanal ruido y disfrutar de la tranquilidad que ofrece la naturaleza.
Para llegar a la playa de La Vall no es necesario ser un aventurero experimentado, pero ciertamente tendrá que estar dispuesto a caminar un poco. El camino hacia la playa es bastante empinado y requiere que atraviese las colinas antes de llegar a la playa. Para aquellos que no quieren caminar, hay un servicio de barco disponible. Sin embargo, la caminata es parte de la experiencia y, en última instancia, vale la pena.
Una vez que llegue, podrá disfrutar de una playa rodeada de pinos y exuberante vegetación, lo que le brinda una sensación de exclusividad y privacidad.
El agua es cristalina y, en un día despejado, se puede ver la costa rocosa de Cap de Creus. La playa está bien conservada y es ideal para aquellos que buscan escapar del turismo masivo que se encuentra en otras playas más populares.
Uno de los detalles más notables de Platja de la Vall es que es una playa de corte más natural. De hecho, no hay servicios en la playa; por lo tanto, debe traer sus propios suministros de comida y bebida. Además, no hay duchas ni baños públicos. La falta de infraestructura ha permitido que la playa se conserve en un estado casi virgen y, al mismo tiempo, mantener un encanto rústico que la mayoría de las playas han perdido.
En resumen, Platja de la Vall es una visita obligada para aquellos que buscan un ambiente natural y un poco más aislado en la Costa Brava. La caminata empinada puede valer la pena la experiencia, con la solitaria playa y el aire tranquilo de los bosques del norte que lo recibirán en su destino. ¡Asegúrese de traer su propia comida, bebida y toallas! Esta playa es la joya escondida que todos deberían tener la oportunidad de descubrir.