Es de los más típicos pueblos de la Costa Brava. Se encuentra siguiendo por el litoral hacia el norte y dejando a nuestras espaldas Palamós y Cala Castell, con su roca Foradada; luego, Punta Castell, con ruinas ibéricas; Cap Roig y Cala Golfet, puntos típicamente representativos de la sensacional configuración de esta zona costera.
Configuración que tiene una de sus manifestaciones más espléndidas, justamente, en Calella y en el paisaje circundante. El pueblo en sí, originariamente barrio marítimo de Palafrugell, villa ampurdanesa del interior, tuvo su arranque en los dos núcleos de viviendas de Canyars y de El Canadell, cada uno con su propia playa.
Hoy, habiendo conservado la fisonomía de las antiguas casas, e imitándola en las de nueva construcción, resulta una auténtica maravilla de gracia y vivacidad. Calella, que depende administrativamente de Palafrugell, está a unos 3 km de este importante núcleo demográfico y que es el centro de primer orden de la industria corcho-taponera y, hoy, lugar privilegiado para el tránsito turístico de la comarca del Baix Empordà o Empordanet.