En Tossa de Mar, uno de los destinos turísticos más populares de España, hay una playa escondida que no muchos conocen: Cala d’en Carlos. Esta pequeña bahía de aguas cristalinas y arena dorada es un verdadero oasis de tranquilidad y belleza natural.
Ubicada en la Costa Brava, Cala d’en Carlos se encuentra a pocos kilómetros del centro de Tossa de Mar y es accesible a pie o en coche. Para llegar a la playa, hay que seguir un sendero estrecho rodeado de vegetación y acantilados imponentes que rozan las aguas turquesas del Mediterráneo.
Una vez en la playa, la vista es espectacular: un arco de rocas rodea la cala y se eleva hacia el cielo azul, mientras que los barcos y veleros navegan por el mar en la distancia. La playa, de unos 150 metros de largo, cuenta con tumbonas, sombrillas y duchas, así como con un pequeño bar donde se pueden comprar bebidas y bocadillos.
Una de las características más destacadas de Cala d’en Carlos es su tranquilidad y privacidad.
Al estar alejada de los centros turísticos más populares, la playa atrae a visitantes que buscan un ambiente más relajado y auténtico. Además, la falta de servicios turísticos masivos y el acceso limitado por la carretera hacen que la playa pueda estar bastante tranquila incluso en temporada alta.
La playa también es un lugar ideal para practicar deportes acuáticos, como el paddle surf, el kayak o el snorkel. La tranquilidad de las aguas y la belleza de sus fondos marinos hacen que la práctica de estos deportes en Cala d’en Carlos sea una experiencia única e inolvidable.
En resumen, Cala d’en Carlos es un tesoro escondido en la Costa Brava que vale la pena descubrir. Su belleza natural, su privacidad y su ambiente relajado la convierten en un destino ideal para aquellos que buscan desconectar de la vida cotidiana y disfrutar de la tranquilidad del mar Mediterráneo.