En la costa mediterránea catalana, existe un pequeño pueblo que guarda un auténtico tesoro natural. Cadaqués es un paraíso que cautiva a los turistas con su belleza natural, su comida tradicional, su historia y su cultura siempre viva. Este rincón del Empordá en la provincia de Girona es, sin duda alguna, uno de los lugares más bellos y singulares del litoral español.
Uno de los atractivos más destacados de Cadaqués es su belleza natural. El pueblo, ubicado en la parte más oriental de la costa catalana, está rodeado de montañas y acantilados y cuenta con una costa impresionante de aguas cristalinas. Además, su ubicación frente al mar Mediterráneo y su clima templado hacen de este pueblito un destino ideal para turistas en busca de playas, actividades al aire libre y paisajes naturales sin igual.
Entre los lugares más destacados que visitar en Cadaqués, se encuentra „La Casa de Salvador Dalí”, la famosa casa-museo que se encuentra en la vecina localidad de Portlligat. El museo permite descubrir cómo el genio surrealista vivía en su hogar, lo que puede ser una oportunidad única para adentrarse en la mente del artista.
Otro de los lugares más emblemáticos de Cadaqués son sus calles empedradas y su casco histórico con una arquitectura característica de pueblos pesqueros del Mediterráneo. Se puede llegar hasta el centro del pueblo por la carretera desde Roses -que es una ruta hermosa y digna de fotos- o por un camino peatonal espectacular que se interna entre montañas y quebradas.
Las playas de Cadaqués son otro de los atractivos turísticos más importantes de la localidad. Son innumerables los rincones para refrescarse entre agua cristalina en la costa catalana, cada uno con su propio encanto. Las favoritas entre los turistas son las playas de Sa Conca y Platja Gran, todo un espectáculo para la vista.
En cuanto a la gastronomía, la cocina mediterránea y, sobre todo, la regional, son la carta de presentación de los bares y restaurantes de la zona. El plato más típico de la provincia de Girona son las „mar i muntanya“, una fusión de carne y marisco, que es muy recomendable para los que buscan una deliciosa comida local.
Cadaqués es un paraíso mediterráneo en el que se puede disfrutar de la naturaleza, la gastronomía, la historia y la cultura. Por todo ello, visitar este pequeño pueblo de la costa catalana es uno de los planes vacacionales más recomendados para los turistas que buscan un destino único, fuera del bullicio del turismo masivo y con un toque auténtico y original.
Luego de los sectores que acabamos de enumerar, y tras los engolfamientos de Canyelles, Montjoi y Falconera, aparece el de Cadaqués. Situado en vanguardia del enorme morro montañoso, y flanqueado por los cabos de Norfeu y Creus, Cadaqués abre la hospitalidad de su cerrada bahía, al abrigo de las escasas, pero posibles furias mediterráneas.
El pueblo es de una configuración sumamente exquisita; sus casas de pescadores y algunas pocas edificadas para residencia de habituales veraneantes, constituyen el poblado, sumando un elemento más a la belleza del paisaje.
El pueblo, con el blanco absoluto de sus casas contrastando artísticamente con las oscuras pizarras de las montañas que le sirven de fondo y marco, en realidad, fue y sigue siendo un excelente refugio marinero, y ello explica su emplazamiento en un lugar poco apropiado para una población, donde son escasos los recursos naturales.
Sin embargo, es lugar ideal para gozar de la placidez y el descanso en medio de un paisaje de mar y tierra equilibrado y simple. Llegando por Norfeu, la bahía de Cadaqués se abre en la Punta de Cala Nans y se cierra en la Punta de S’Oliguera. El trazado que nos presenta aparece salpicado de graciosos accidentes, con profusión de pequeñas y deliciosas playas: Sa Sebolla, Sa Conca, El Llaner, El Podritxó, Playa Gran, El Poal, Els Guixos y otras muchas más.
La Playa Gran, al fondo de la bahia, corresponde al núcleo más antiguo de la población. Al salir de Cadaqués y muy cerca, el primer rincón que nos sale al paso de notabilidad indiscutible, es Port-Lligat, que viene a continuación de la Punta de S’Oliguera. Se trata de un puerto natural impresionante, casi mágico, donde el pintor Salvador Dali tiene su casa-estudio.